domingo, 5 de abril de 2020

Parte 3: Pequeños grandes cambios

Salir de casa, no tocar nada más que a mí mismo, llevar mi tapabocas (que fabriqué con un tutorial que hallé en internet), no pagar en efectivo. Volver, dejar mi ropa en un balde, lavarme las manos hasta dejar de sentirlas, cerrar la puerta y no recibir a nadie. Esperar. Imaginar un mundo que no conocemos y contrastarlo con lo que más anhelamos de la normalidad. La vida cambió, y nuestros hábitos, construidos por generaciones, se detuvieron en simultánea. Bastan segundos, decisiones tomadas en medio de la alerta y anuncios sorpresivos para hacernos comprender que cada transformación es más grande que la anterior.

Todos estos pequeños cambios en las medidas de higiene, en la idea de seguridad, en el consumo y en lo que implica una cotidianidad en cuarentena, se conjugan juntos una nueva realidad. Yo he tratado de hacer el ejercicio, ¿de qué modo transformaré mi diario vivir, adaptándome a los nuevos hábitos sociales que protegerán la integridad de muchos?

Siendo el propósito de este especial es crear una suerte de predicción del mundo que viviremos al final de la pandemia, es importante hablar de las modificaciones que derivarán nuevos hábitos sociales y de consumo. Las industrias más golpeadas frente a las puertas que se abren. El turismo, la salud, la alimentación y el bienestar se transformarán completamente.



Piensen esto: ¿qué tan seguros nos podemos sentir saludando de mano a personas que recién conocemos?, ¿qué pensamos de cocinar en casa y evitar multitudes por seguridad?, ¿cómo queremos proteger nuestro cuerpo de amenazas biológicas? Ustedes saben lo mucho que disfruto hacer preguntas que nos lleven a algún punto seguro sobre una idea. Así que, en ese orden de ideas, este debió ser nuestro inicio: no volveremos a ser los mismos y eso no es negativo.

El testeo de productos cambiará, ¿cómo pondremos sobre nuestra piel productos cuyo uso nos pone en riesgo? La percepción que tenemos de los medios y el modo en el que construimos nuestra realidad sobre ellos también cambiará. Visitar una tienda debe volverse algo experiencial, como ya venía siendo tendencia en el retail, sumándole que ahora el aseo y la seguridad deben ser nuevas prioridades para el cuidado de la vida. Y el turismo, bueno, ellos deberán levantarse cuando no haya barreras; me atrevería a decir que su industria será una de las que más aporte a la ralentización del mundo.

El entretenimiento nos alejará de multitudes: bares, conciertos, entidades culturales y espacios deportivos deben replantearse su vigencia como principales fuentes de diversión, volver a estar en casa será esencial. Queremos permanecer en contacto y comprender nuestra vida social como parte de nuestro bienestar, así que buscaremos espacios que nos permitan explorar nuestras relaciones interpersonales.

Estar en casa nos enseñará grandes habilidades, los proyectos DIY (do it yourself) y la cocina se volverán una fortaleza de muchos. Volveremos a tratar de perder el peso ganado quemándolo en el gimnasio, y prestaremos atención a la comida que comemos: que nutra, que sepa como nos gusta, que sea de fácil acceso. Tal vez no saludemos de beso nunca más, y lavarnos las manos será una señal de respeto. Entenderemos que al medio ambiente le hace bien quedarnos quietos, y que el sistema en el que vivimos es profundamente desigual.

Preferiremos comprar online, con garantías de envío y protección de nuestro dinero; y el lujo se comprenderá en comodidades médicas y la inversión estará destinada al bienestar y a las experiencias flexibles. Le creeremos a todos aquellos que nos apoyaron durante la cuarentena y confiaremos en quienes se dedicaron a proteger a los que lo necesitaban: quienes fabricaron para donar, quienes protegieron su nómina, quienes fueron honestos y quienes cuidaron a los suyos. Pensaremos primero en lo que se hace con el corazón, y la responsabilidad social deberá ser comprobable.

Todo esto, que es un simple vistazo de lo que ha pasado, se volverá permanente, y esa normalidad que anhelamos se convertirá en una nostalgia por el futuro. Y es aquí donde necesitamos esperanza, donde crearemos un mundo digital y donde resignificaremos el bienestar. Ahora, creo que esto nació como un bloc de notas para anotar las oportunidades que tendremos, como consumidores y como marcas, para sobrellevar de la mejor manera una crisis de esta envergadura. ¿Dónde más ven un cambio, un chance y un nuevo modo de comprender la realidad después de la pandemia?

Sigamos la conversación acá, y accedan a las demás entradas de este especial aquí.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Abramos la conversación.